Puedo verte hacer una mueca. ¡Ay, el veterinario! Siempre es un horror, no solo para tu bolsillo, sino también por tu perro: llora, intenta escapar, parece asustado y te mira con esos ojos que dicen “¿Por qué me haces esto?”.
Tú sabes que debes llevarlo. Vacunaciones, exámenes, o porque está enfermo o tiene algo roto. Todas las razones son válidas para llevar a un perro al veterinario, y sé sincero: sabes que no lo llevas tanto como deberías.
Hay una explicación perfectamente normal para que un perro esté siempre tan asustado del veterinario… y no, no se trata de que el veterinario dé miedo, o que sepa que le van a hacer daño.
El motivo real es el desconocimiento.
El perro no sabe qué hace ahí, ni quién es esa persona que lo va a tocar, lo va a manipular. Tampoco sabe qué lugar es ese y por qué todo el mundo está tan asustado, animales y personas. Y lo más importante: ¿por qué diablos su humano, o sea tú, está tan preocupado?
¡Te sorprenderías, amigo mío, de la sensibilidad de nuestros amigos! Tú tienes esa idea en la cabeza, que va a estar asustado en el veterinario, que no le va a gustar. Entonces ¡naturalmente que tu perro va a estar asustado!
Pero hay un truco: si visitas el veterinario sin ninguna razón en particular, sin que implique manipulación ni ningún tema médico, puedes hacer que ese miedo desaparezca.
Habla con tu veterinario y pídele que le dé una galleta a tu perro cuando paséis a saludar. Entrad, saludad al veterinario, que este le dé un premio por portarse tan bien. Tú también recompénsalo si no está nervioso.
Acabará por ver, te lo garantizo, que el veterinario es un lugar bueno donde le dan golosinas por algo tan simple como estar tranquilo. El miedo irá desapareciendo.
Si quieres algunos trucos para calmar o incluso enseñar cosas a tu perro, te recomiendo empezar por elegir la raza:
No te preocupes, si tu perrito es mestizo… ¡también está en la lista!
Marcos Mendoza