A menudo las personas que viven solas se ven atrapadas en las garras de esas soledad, que los puede hundir en la depresión, el hastío, la apatía, y les puede ir bajando la autoestima.
Esto pasa sobre todo con personas mayores cuyos hijos ya se han ido a vivir sus vidas, o con aquellos que trabajan mucho y no tienen tiempo ni ganas de relacionarse, están demasiado cansados.
En estos casos, si no hay un perro o un gato uno vuelve a casa y está solo. Come solo, se baña solo, duerme solo y ve la televisión solo. Y cuanto más solo se está, menos ganas parece haber para relacionarse, para salir ahí fuera si no es estrictamente necesario.
Está probado que las personas que tienen un perro sufren mucho menos estas dolencias. Con un perro en la casa, este individuo tiene a otro ser vivo a su lado, en su hogar, y este ser vivo es leal, cariñoso y alegre. ¿Cómo estar triste o apático a su alrededor?
Además, un perro es también una responsabilidad. Una persona que no tiene ganas ni de levantarse para ir a comprar una barra de pan va a tener que hacerlo para sacar al perrito a pasear, para ponerle de comer o solo para jugar con él.
Los perros nos impulsan, nos ayudan a vivir. Y para las personas que viven con depresión o baja autoestima, es la mejor cura que se les puede ofrecer.
PD: Ten cuidado porque los perros también pueden sufrir depresión. ¿Sabes cómo manejarla?
Totalmente de acuerdo yo tengo tres chihuahua y un pitbull y son mi eterna compañía me motiva sobretodo el pitbull, a ejercitarme lo hacemos juntos y felices