Cuando los niños encuentran bajo el árbol de navidad un adorable cachorro con un lacito al cuello, su alegría es sencillamente incomparable. ¿Y si es por su cumpleaños, abriendo una caja enorme y encontrando al perrito con ganas de jugar? ¡Indescriptible!
Pero ten cuidado. Ten cuidado porque no estás regalando un juguete, amigo…Estás regalando a un ser vivo.
Y estoy seguro de que confías en tu hijo, nieto u sobrino. Seguro que quieres darle esa responsabilidad para que madure, y así tendrá un incansable compañero de juegos. Apuesto a que estás convencido de que todo irá bien.
No obstante, no puedes olvidar que un perro tiene necesidades, emociones, que puede enfermar, sufrir y morir.
Un perro no es sólo una graciosa bola de pelo para que los niños jueguen o para que hagan compañía a un ser querido.
Un perro come, orina, muerde los muebles, hay que sacarlo a pasear. Es una gran responsabilidad, y muchas personas, tras la alegría inicial, dejan de quererlos.
Dejan de querer todo lo “malo” que traen, lo “bueno” ya no merece la pena.
Entonces el perro regalado suele quedar relegado al jardín, atado sin compasión, aislado de la familia…Y eso en el mejor de los casos.
En el peor, termina en la calle.
Sí, regalar un perro es darle una oportunidad de ser feliz, pero piénsalo muy bien antes de hacerlo, asegúrate de que la persona que reciba al animal quiera, pueda y desee tenerlo, cuidarlo y disfrutar de todas las consecuencias de convivir con un canino.
Asegúrate muy bien de lo que haces cuando regalas a un perro, amigo mío, porque si ese animal termina abandonado en la calle, a las puertas de una protectora, o atado en el jardín, buena parte de la responsabilidad será tuya.
Si aun así quieres regalar perros, te recomiendo aprender todo lo que puedas sobre cómo se educan…Tengo algunos consejos que te pueden ser útiles:
http://perro-obediente.com/mis-consejos.html
Marcos Mendoza