Con un origen mayormente británico, al principio los perros terrier eran animales de patas cortas, preparados para meterse en las madrigueras de los zorros y tejones, por ejemplo. ¿Has notado las patitas del yorkshire o del Jack Russell? ¡Ahí lo tienes!
También es cierto que estos perros se tachaban de hiperactivos, guerrilleros, y en definitiva, malas mascotas. ¡Cómo cambian las cosas! Si bien es cierto que, aunque un terrier puede ser un compañero maravilloso, también tiene sus defectos…
Es posible que hayas notado que tu terrier corre por todas partes. O ladra mucho. O es un tanto cabezota. O persigue los ratones como si fuera un gato y no un perro (de ahí el sobrenombre “ratonero” para algunos de ellos, como pasa con el ratonero de Praga).
Estos son rasgos normales en estas razas, así que no hay de qué preocuparse: siempre que seas firme y suplas sus necesidades de disciplina y afecto, todo irá bien.
Si tienes problemas con tu perro o no sabes cómo terminar de educarlo, te recomiendo buscar en esta lista su raza y empezar a trabajar. ¡Te lo aseguro, te ahorrarás muchos problemas!
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¡Nos vemos pronto!