El Chihuahua es un perrito de tamaño pequeño (el máximo peso son tres kilos, ¡imagina!) pero muy explosivo y lleno de energía. Estamos ante un animal que siempre inteligente, muy curioso y bastante caprichoso. Además estamos ante una raza que está poco dispuesta a ser sumisa y obediente, ¡lo que dificulta mucho más su adiestramiento! Así pues, ¿cómo hay que educar a un Chihuahua?
Estamos ante un animal cuyo origen es de los más inciertos; hay todo tipo de ideas al respecto, que provienen del antiguo Egipto, que lo tarjeron los Chinos, o que los propios Mexicanos los domesticaron alrededor de los 1500 años…¿Cuál es la verdad? No podemos estar seguros, pero eso no significa que no sea más que claro que este perro es, sin duda, un animalito al que se quiere mimar y proteger. ¡Pero cuidado! No podemos excedernos. No hay peor error para educar a un chihuahua que darle todos los caprichos que nos podamos imaginar. Tiene que ganárselo…y ser irresistiblemente adorable no es suficiente. Aunque resulte difícil negarle nada a esa carita encantadora y a esas cabriolas que hace, hay que pensar que es por su bien.
Un chihuahua es de naturaleza inquieta, muy excitable y con una gran curiosidad. Debemos tener en cuenta eso a la hora de educarle: significa que a causa de una personalidad caprichosa y en ocasiones incluso dominante (utiliza su aspecto adorable para manipular a sus dueños, ¡no lo dudes!), nos vemos en la necesidad de ser muy estrictos con él, más de lo que seríamos con un perro más dócil.
El chihuahua no consentirá que se le golpee ni se le grite, sólo aceptará un dueño firme, muy seguro de sí mismo y que jamás dé su brazo a torcer. Verás, si decides que tu perro no sube al sofá, no se lo debes permitir jamás. Simplemente, si encuentra una debilidad la aprovechará para convertirse en el amo de la casa, y debes recordar en todo momento que tú eres quien manda. De lo contrario será un desastre de perro.
En resumen, ¿qué debes hacer? Educar a un chihuahua no es tan diferente de educar a un yorkshire, a un pastor belga o a un cane corso. Sólo debes asegurarte de ser muy firme y seguro, y sobre todo: consecuente. Cuando es así, es así todos los días, a todas horas. No dejes que su aspecto adorable te haga decir «bueno, sólo por esta vez sube al sofá». Mímalo, pero no en exceso, y desde luego no cuando te lo pida: sólo cuando lo merezca. Así es como conseguirás un chihuahua equilibrado y perfectamente educado.
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http://perro-obediente.com/razas-de-perros/secretos-chihuahua.html
Saludos,
Marcos Mendoza