Dime, ¿cuántas veces le has dicho algo así a tu perro, cuando ha hecho algo mal? Los perros hacen cosas malas; es decir, se equivocan. Orinan en el comedor, ladran a deshora, muerden las patas de la mesa, gruñen, persiguen al gato… Es inevitable.
¿He dicho inevitable? No, culpa mía. Es completamente evitable. El problema de verdad está en que la mayoría de las personas no tenemos ni idea de cómo hacerlo. ¿Cómo consigues que un perro no se haga pis donde quiera, que no ladre o muerda los muebles?
Muchos creen que basta con gritar “¡No, perro malo!”, y eso tendría que ser suficiente, así como lo sería con un niño pequeño. Pero los niños aprenden en seguida el lenguaje hablado. Los perros no.
Los perros necesitan aprender ese lenguaje. Necesitan aprender cada orden que quieras darle, cada norma que quieras que obedezca. Y no aprenderá solo: tienes que enseñarle tú.
“¡Bah!, mi perro no se porta tan mal.”
“Solo necesito que deje de ladrar por la noche.”
“Es muy bueno, solo que un poco gruñón.”
Eso, amigo mío, son todo lo mismo: excusas malas. Te aseguro que todos los malos comportamientos tienen la raíz en una educación deficiente.
¿Quieres un perro feliz, equilibrado y educado, o un perro que “no está tan mal”? La decisión es tuya. Aprende a educarlo, o deja que siga teniendo malos comportamientos que te afectan a ti y a su propia felicidad.
Piénsalo. ¿Qué va a ser?
Marcos Mendoza