Cuando era un crío, había en mi calle un perrito pequeño, un mestizo, que ladraba todo el tiempo, cada vez que alguien pasaba al lado de su puerta. ¡Era un incordio caminar por allí, lo prometo! A veces no hay nada más pesado que un perro que hace mucho ruido, ¿no?
Recuerdo a ese perro, porque es algo que se ha repetido mucho a lo largo de mi vida. Tú también lo sabes, seguro; pasas por delante de una puerta y ya hay un perrito ladrando como si le fuera la vida en ello.
Hay personas que incluso se llegan a alegrar de que esto suceda, como si fuera un perro de alerta. El problema es que eso es falso; un perro de alerta ha sido ENTRENADO para serlo, de modo que da la alarma solo a partir del punto en que su dueño le ha enseñado a hacerlo.
Por ejemplo, si tú quieres que tu perro dé la alerta de que un desconocido entra en la casa, ladrará cuando un desconocido entre en la casa… no cuando esté pasando frente a la puerta. En cualquier otro caso, lo está haciendo por vicio, y créeme si te digo que eso es muy molesto para la familia, para los que pasean por la calle, y también para los vecinos.
Hay quien piensa que un perro pequeño y ladrador es adorable. Claro que ese pensamiento se desintegra a las cuatro de la madrugada, cuando el adorable perrito se pone a ladrar frenéticamente porque alguien con insomnio está cruzando por delante. No es agradable.
¿Qué me dices de ti? ¿Tienes problemas con el ruido infernal de un perro que ladra demasiado? ¡Te entiendo muy bien! No es el comportamiento más peligroso en un canino, pero desde luego es desagradable. Pero para eso estoy yo aquí.
Tengo esta guía de adiestramiento que puede evitarte ese problemilla… y muchísimos más. Ya verás que no es tan difícil.
Marcos Mendoza