Cuando queremos adoptar un perro, sin querer, nos hacemos una imagen de cuál va a ser su aspecto, su raza. Pero debemos aprender que esto no es lo más importante.
La raza no es más que una envoltura, y lo que nosotros buscamos es su cariño, y su amor. Por eso es importante que en vez de fijarnos en cómo es físicamente, debemos mirar cómo es el perro por dentro: que tenga el pelo rizado o cara de bonachón no significa que sea limpio, dócil o amistoso.
No debes juzgar por la apariencia. Cuando vayas a por tu cachorro —y te recomiendo profundamente la adopción—, valora su actitud. ¿Es juguetón? ¿Es tímido? ¿Qué necesitas tú, al final? ¿Un perro movido y enérgico que necesite salir a diario? ¿Un perro tranquilo y relajado que se quede contigo en el sofá viendo la televisión?
No pienses en el bonito aspecto exterior. Piensa, busca, investiga qué lleva ese perro por dentro, cuál es su carácter y sus necesidades.
¿Ya lo tienes? ¿Ya sabes qué perro quieres? Entonces es hora de aprender a enseñar.
¡Nos vemos pronto, amigo!
Marcos Mendoza