Sé que este título resulta extraño. Pues por supuesto que los perros son perros, ¿no? Es evidente.
No obstante, quiero hacer hincapié en que hay muchas personas que tratan a sus perros como a otra cosa… los tratan como a niños, como a niños humanos a los que hay que mimar y enseñar de una manera específica.
Eso es un error fatal.
Piénsalo a la inversa por un momento. ¿Qué sería de ti si en tu entorno inmediato te trataran como a otra cosa? No te gustaría, ¿cierto? Lo mismo sucede con un perro: al tratarlo de otro modo, estás intentando cambiar su esencia y su naturaleza, y eso provoca inestabilidad y trastornos.
Tratar a un perro como a un humano puede provocarle trastornos mentales muy graves. Cuando un perro se humaniza, puede volverse muy posesivo con sus dueños, lo que hará que nadie pueda acercarse (a veces miembros de la propia familia).
También puede tornarse muy agresivo, o mostrar rasgos hiperactivos que harán que no pueda parar de ladrar, de perseguirse la cola o llorar toda la noche. Otra opción es que se vuelva destructivo y muerda zapatos, patas de sillas o incluso el sofá.
Puedes querer a tu perro. El amor es una necesidad elemental en los perros, así que ¡estupendo! Pero ante todo, jamás olvides lo que es: no es lo mismo un niño que un perro.